Las huertas escolares ‘se abren campo’

Los miembros de la comunidad educativa se benefician porque aprenden, siembran y las visualizan como potencial alternativa para su consumo

Las huertas ecológicas escolares, se han convertido en un exitoso proyecto del programa de Capacitación, Educación y Concientización a la Comunidad Aledaña al Proyecto que ejecuta la Concesionaria Autopista Río Magdalena en ocho instituciones educativas ubicadas en su zona de influencia.

¿Cómo inicia este proyecto?
El primer paso que da la Concesionaria es acercarse al rector y a los profesores de la institución y después de lograr su aval se reúne con los padres de familia para obtener también su aprobación y emprender el proyecto con los estudiantes que pueden ser de primaria o bachillerato.

El proceso
Con estos permisos obtenidos se da paso al proceso de implementación de las huertas que empieza con un ciclo de capacitación en el que se tratan temas como la característica de los suelos, los cultivos que se pueden sembrar y todos los aspectos que se deben tener en cuenta para que esta iniciativa sea amigable con el medio ambiente. Posteriormente, se inicia el cultivo propiamente dicho con un seguimiento teórico práctico que permite que se avance de manera más ágil y viendo de forma inmediata los resultados.

Huertas ecológicas
Los niños y padres de familia tienen asignadas unas horas a la semana para ejecutar sus labores en el cultivo. Las huertas son ecológicas porque no se utilizan productos químicos en el proceso de siembra, crecimiento y sostenimiento de las plantas. Este método ayuda nutrir y proteger el suelo, a que no se contamine con químicos y garantiza productos limpios y sanos para el consumo humano.

En las huertas se cultivan hortalizas, vegetales, plantas aromáticas y medicinales que les permite a estas comunidades mejorar la soberanía alimentaria y aumentar los niveles de nutrición de los niños. 

Instituciones beneficiadas
Desde enero del presente año, ocho instituciones de las áreas rurales de los municipios de Remedios, Vegachí, Yalí, Yolombó, Maceo, Puerto Berrío y Cimitarra se han vinculado a este proyecto amigable con el medio ambiente.

Los padres de familia reconocen que los niños disfrutan el hacer parte de este proceso porque están al aire libre, se divierten y aprenden. Por su parte, a los estudiantes les produce mucha emoción saber que los alimentos que siembran, después los pueden recoger y consumir.

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